Quizá has escuchado que la microbiota puede ser considerada no sólo como un órgano más de nuestro cuerpo, sino como una de las piezas clave de nuestro sistema inmune.

 

Es nuestra primera línea de defensa. Cuando las cepas de microorganismos benéficos son más variadas y más fuertes que los microorganismos patógenos, nuestro sistema inmune puede defendernos más eficientemente de infecciones y, en caso de contraer alguna enfermedad, nuestra recuperación es más rápida. Además, disminuye enormemente nuestro riesgo de desarrollar condiciones crónicas. 

 

Por eso un paso importante para reforzar el sistema inmune es evitar todo lo que dañe a la microbiota y al sistema gastrointestinal, en especial en época de pandemia. Y uno de los agresores más comunes son los antiácidos. 

 

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¿Por qué son riesgosos los antiácidos?

 

A pesar de que son algunos de los fármacos más vendidos en muchos países para aliviar los síntomas de gastritis y reflujo, los antiácidos no resuelven de raíz las causas de estos malestares; y lo que es peor, pueden agravarlas. 

 

Estos son algunos de los efectos nocivos que puede tener el uso prolongado de antiácidos:

 

  • Crecimiento de bacterias patógenas en la microbiota

  • Deficiencia en la absorción de nutrientes

  • Mayor riesgo de contraer infecciones y desarrollar enfermedades crónicas

 

¿Por qué? Porque una de las funciones del ácido en el estómago es impedir el crecimiento de bacterias en su interior. La mayoría de las bacterias no pueden sobrevivir más de 15 minutos en el estómago (cuando su PH está alrededor de 3, que es el nivel óptimo entre comidas). Al reducir la acidez, permitimos que las bacterias patógenas crezcan excesivamente tanto en el estómago como en algunas partes del intestino.(1)

 

Por ejemplo, un estudio en Italia(2) identificó que entre un grupo de personas que consumían antiácidos regularmente (inhibidores de la bomba de protones), el 50% tenía crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado (SIBO), mientras que solo el 6% de las personas en el grupo de control lo padecían. 

 

Este aumento dificulta la digestión de carbohidratos, con lo que se produce gas. Este gas incrementa la presión en el estómago y provoca que se cuele ácido por el esfínter del esófago. El recubrimiento del esófago no lo protege del ácido estomacal, por lo que el resultado es ardor. 

 

Los antiácidos ofrecen alivio inmediato para ese ardor, pero contribuyen a que siga sucediendo. Y aunque no está recomendado usarlos durante más de 5 semanas, muchas personas los toman de por vida. En este artículo te explicamos con más detalle sus efectos en el organismo. 

 

Por otra parte, el uso prolongado de antiácidos también provoca inflamación crónica en el cuerpo. En combinación con la absorción deficiente de nutrientes y el desbalance en la microbiota, esto aumenta el riesgo de desarrollar otras condiciones digestivas (como síndrome de intestino irritable) y enfermedades crónicas (como cáncer de estómago, alergias, asma, depresión, ansiedad, anemia, problemas de la piel, artritis, tiroiditis, colitis, hepatitis, osteoporosis, diabetes, etc.)


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¿Qué sucede con los antiácidos y el COVID?


El COVID es una de tantas infecciones a las que somos más vulnerables con el uso prolongado de antiácidos, pues el ácido estomacal es una de las defensas del cuerpo para eliminar bacterias y virus dañinos. 


En una encuesta reciente realizada a más de 50,000 personas(3), se encontró que quienes consumen antiácidos resultaron entre 2 y 4 veces más propensos a contagiarse de COVID-19. Además, se identificó que entre más fuerte fuera el fármaco y entre más alta fuera la dosis, más alto resultaba el riesgo. 


Aunque el estudio se realizó solo para los antiácidos llamados inhibidores de la bomba de protones, se ha mostrado que otros tipos de antiácidos tienen efectos similares en el ácido estomacal y también están relacionados con el crecimiento excesivo de bacterias patógenas. 


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¿Cómo reducir el consumo de antiácidos?


Estas semanas pueden ser una oportunidad única para reducir el consumo de antiácidos y así fortalecer tu sistema de defensas. 


Sin embargo, es muy importante que el proceso sea paulatino, en especial si los has consumido durante un tiempo prolongado. Eliminarlos súbitamente puede tener consecuencias graves en el organismo, por eso siempre es importante contar con el acompañamiento de un profesional de la salud que revise tu caso individualmente.


Para reducir gradualmente la dosis y frecuencia con la que utilizas antiácidos, te recomendamos:


  1. Fortalecer tus procesos digestivos y construir hábitos alimenticios muy saludables.
    Puedes conseguirlo con un Reto Keat de 20 días + 1 TuneUp de 3 días, que te ayudará a eliminar los ingredientes inflamatorios y darle a tu cuerpo los nutrientes de primera calidad que necesita para reparar sus células y tejidos, reestructurar las funciones digestivas y fortalecer tu microbiota saludable.

  2. Reparar el recubrimiento del sistema gastrointestinal.
    Los Kaldos Keat de huesos son una maravilla para esto, pues contienen gelatina de colágeno, prolina y glutamina que el cuerpo utiliza para reparar ese recubrimiento (con el que el estómago se protege de su propio ácido) y prevenir el desarrollo de úlceras.

  3. Incrementar lo que ayuda y disminuir lo que empeora el problema
    Aumentar la variedad, cantidad y calidad de vegetales que consumes diariamente es ideal para fortalecer tu sistema digestivo y tu microbiota. Otras adiciones que pueden tener muy buenos resultados son los alimentos fermentados, pues ayudan a repoblar la microbiota saludable. Es importante también aumentar el agua que bebes durante el día, pero evitar beberla junto con los alimentos.

    Una vez que le proporcionas a tu cuerpo esta abundancia de nutrientes e insumos benéficos, será más fácil retirar los que empeoran el problema y afectan el equilibrio de tu microbiota, como alimentos procesados, carbohidratos refinados, grasas artificiales y azúcar. También es conveniente evitar fármacos innecesarios.

  4. Construir un estilo de vida que apoye una digestión excelente.
    Adoptar prácticas para liberar el estrés, tener contacto con la naturaleza, asegurar un ambiente relajado al momento de comer y mantenerte en movimiento durante el día (en lugar de estar sentado durante horas) son estrategias probadas para tener una digestión óptima y una microbiota fuerte y diversa. 



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Referencias


(1) “Suppression of gastric acid secretion in patients with gastroesophageal reflux disease results in gastric bacterial overgrowth and deconjugation of bile acids”, 2000.

https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1091255X00800323


(2) “Increased incidence of small intestinal bacterial overgrowth during proton pump inhibitor therapy”, 2010

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20060064/


(3) “Increased Risk of COVID-19 Among Users of Proton Pump Inhibitors”, 2020.

https://journals.lww.com/ajg/Documents/AJG-20-1811_R1(PUBLISH%20AS%20WEBPART).pdf


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