La mayoría de las personas buscan en enero alguna solución mágica a sus malestares.
En diciembre es fácil comer en cantidades mayores, incluir más antojos, beber alcohol con más frecuencia, desvelarse, pasar días estresantes o acelerados… y en enero el cuerpo muestra los estragos:
la ropa se siente apretada en la cintura
el cuerpo se siente hinchado
despertamos aletargados
quizá aparecen granitos o la piel se nota opaca y seca
nos sentimos sin mucho enfoque
se hacen presentes síntomas de gastritis, gases, reflujo
vamos al baño con menos frecuencia (hay quienes pasan días enteros con estreñimiento)
aparecen dolores de cabeza, musculares o de articulaciones
Y por más que en enero queramos comer “sano”, ir al gimnasio y dormir más temprano, es difícil revertir esos daños. Son muy buenos propósitos, pero rara vez son suficientes.
Es como pedalear con todas nuestras fuerzas en una bicicleta hasta que alcance su aceleración máxima, llegar a una calle que va de bajada… y después querer que se detenga de inmediato. Aunque queramos pedalear despacito para que reduzca su velocidad, no va a detenerse.
Con el organismo sucede algo similar. En diciembre estamos pedaleando al máximo y exigiéndole marchas forzadas:
Que procese mucho más toxinas (alcohol, tabaco, azúcares, grasas artificiales, ingredientes sintéticos, fragancias, etc.)
Que reciba y digiera cantidades mayores de comida (¡a veces excesivas!)
Que se aleje de los horarios que necesita biológicamente
Que esté en alerta permanente (estrés, compras, reuniones, deadlines)
Que procese todo lo anterior al mismo tiempo
El resultado es que nuestro cuerpo trata de trabajar al triple y llega un momento en que se agota.
Se disparan los niveles de algunas hormonas
Se alteran los ritmos digestivos
Se acumulan más toxinas de las que puede procesar y brotan a través de la piel u obstaculizan los procesos de distintos órganos
Hay inflamación interna, con lo que aparecen dolores, hinchazón, confusión mental
Toda la energía de tus células está utilizándose para tratar de atender todo lo anterior, así que te sientes con fatiga y ánimo bajo
Por eso aunque en enero tratemos de recuperar algunos buenos hábitos, el cuerpo sigue encarrerado, intoxicado y sobrepasado.
Ojalá hubiera una manera de resetearlo…
¡Sí la hay!
Se llama Tune Up.
Y lo ideal es hacer ese reset ANTES de que llegue la aceleración de diciembre.
Si haces un Tune Up antes de Navidad puedes evitar que tu cuerpo se intoxique y se sobrecargue.
Durante 5 días, tu cuerpo deja de recibir las toxinas que habitualmente le das (todos los días del año).
Además, recibe alimentos que son muy fáciles de digerir. De pronto toda la energía que estaba utilizando para hacer digestión de comidas pesadas, está disponible para todos los pendientes que tenía acumulados. Así empiezan a mejorar tus síntomas: la piel se ve más limpia, tu cerebro funciona mejor, te sientes optimista y relajado…
Y adicionalmente, tu cuerpo recibe una poderosa mezcla de nutrientes y antioxidantes que reconoce de inmediato (porque son naturales y no sintéticos) y que puede utilizar fácilmente para activar procesos que estaban funcionando a medias por deficiencia de nutrientes específicos. Por ejemplo, los nutrientes que el hígado necesita para filtrar la sangre y no dejar que se cuelen toxinas.
Es como darle mantenimiento a tu bici antes de acercarte siquiera a esa calle que va de bajada y en la que ya sabes que va a ser difícil que no se acelere de más. Limpias la cadena, desatoras los frenos, agregas aceite donde se necesite, reparas las velocidades… y ahora sí, a pedalear tranquilos.
Porque ese es otro beneficio: cuando tu bici (o tu cuerpo) están en equilibrio y funcionando de maravilla, es más fácil ir relajado y mantener ese balance. Incluso en temporada de fiestas, te será más fácil no caer en excesos. Vas a llegar con más energía y buen ánimo a las reuniones, sin ansiedad o malestares que te lleven al círculo vicioso de comer de más, beber de más y luego lamentarlo. Vas a lucir con gusto lo que elijas llevar puesto, sin sentirlo apretado o incómodo. Y vas a poder disfrutar con más plenitud y más presencia el tiempo que compartas con la gente que amas.
Es posible que de cualquier manera necesites una ayudadita en enero y que decidas hacer otro Tune Up. Pero ya no sobrepasaste los límites de tu cuerpo. Ya no le hiciste daño a tu sistema hormonal, a tu hígado, a tu sistema inmune ni a tu sistema digestivo. Ya no lo obligaste a trabajar al triple ni dañaste sus funciones. Lo cuidaste y él te cuidó a ti. Quizá nunca te enteres de las enfermedades y los malestares que evitaste y que habrían aparecido al cabo de unos años si hubieras decidido maltratar a tu cuerpo en lugar de darle ese descanso y ese apapacho.
¿Ya tomaste tu decisión?
Programa aquí tu Tune Up y haz que esta sea una temporada de verdadero cuidado y amor hacia ti.