La idea de que “toda la salud y toda la enfermedad comienzan en el intestino” se atribuye a Hipócrates, el padre de la medicina moderna.
Hoy, más de 2,000 años después, la ciencia está encontrando nuevas evidencias para comprender (y también matizar) esta noción.
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¿Por qué el intestino?
Aunque por mucho tiempo se consideró que el intestino (y todo el sistema digestivo) era simplemente un conducto por el que entran alimentos, se procesan y se expulsan los desechos, ahora sabemos (desde la perspectiva de la medicina funcional y la ciencia reciente) que el sistema gastrointestinal está conectado con casi todos los aspectos de nuestra salud.
Por eso no se puede tratar por separado (por un gastroenterólogo). No podemos hablar del sistema gastrointestinal de una persona sin considerar sus funciones cerebrales, su sistema inmune, las reacciones de su piel, su sistema hormonal y hasta sus hábitos emocionales.
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¿Para quiénes es importante sanar el sistema gastrointestinal?
Hay muchos síntomas que no son digestivos y que aún así están relacionados con el sistema gastrointestinal.
Por ejemplo, las personas con poca energía, dolores de cabeza, dificultad para concentrarse, acné, alergias, tendencia a subir de peso, ánimo irritable, problemas hormonales o ansiedad, muchas veces reciben diagnósticos inciertos y un conjunto de fármacos para sobrellevar los malestares.
Pero si un profesional de la salud que pueda considerar su organismo como un todo (y no cada sistema por separado) les pregunta sobre sus hábitos de alimentación y de sueño, sobre su manejo del estrés, los productos que utiliza, su rutina diaria y su historial de salud, muchas veces encuentra que el origen de los síntomas es digestivo.
Lo mismo sucede con muchas enfermedades crónicas: se asume que son hereditarias e incurables, en lugar de identificar los factores que están desencadenando esas reacciones en el cuerpo y que muchas veces tienen que ver con el sistema gastrointestinal.
Es el caso (muchas veces) de condiciones como fibromialgia, artritis reumatoide, lupus, diabetes, autismo, depresión, sobrepeso, migraña, déficit de atención, intestino irritable, colitis ulcerosa, esclerosis múltiple, asma, enfermedad de Parkinson, dermatitis, tiroiditis y algunos trastornos mentales.
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Dos aspectos esenciales del sistema gastrointestinal:
LA MICROBIOTA
Esos trillones de microorganismos que viven dentro de nosotros tienen 150 veces más información genética que la que contiene nuestro ADN humano (1). Y no viven pasivamente en nuestro intestino, sino que influyen en lo que sucede dentro y fuera de él. Por eso muchos lo consideran un órgano por sí mismo.Dentro del intestino: promueven los movimientos peristálticos, protegen contra infecciones, contribuyen a la producción de vitaminas y ayudan a mantener sano el recubrimiento intestinal, además de influir en apetito, antojos y absorción de nutrientes.
Fuera del intestino: envían instrucciones a otros sistemas del cuerpo. Así influyen en el funcionamiento del cerebro, los huesos, el corazón, la piel, los ojos, los músculos y el control de azúcar en la sangre. De la microbiota dependen ¾ partes de nuestro sistema inmune(2) y alrededor del 90% de nuestros neurotransmisores(3).
LAS PAREDES DIGESTIVAS
Es un sistema de varias capas; en algunas partes su grosor es de una sola célula. Es el que separa el interior de nuestro cuerpo del entorno exterior: a pesar de que parece un órgano interno, en realidad es una barrera externa que impide que cualquier partícula dañina entre a nuestro organismo, como la piel.
Cuando este recubrimiento digestivo se perfora, algunas moléculas y partículas no digeridas llegan a la sangre. Esto se conoce como “intestino permeable”. Cuando el sistema inmune detecta estas partículas, activa procesos de defensa para eliminarlas. El problema es que muchas de estas partículas son semejantes en estructura a las células de distintos órganos. Así, el cuerpo puede “confundirse” y atacar también a sus propios órganos y tejidos. Esto está en el origen de muchas condiciones autoinmunes, que están aumentando rápidamente en muchas partes del mundo.
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¿Cómo apoyar al sistema gastrointestinal?
Casi todo lo que daña al sistema gastrointestinal tiene que ver con el estilo de vida occidental contemporáneo y con una mala alimentación. Esto significa que está en nuestro poder modificarlos.
Algunos pasos básicos para mejorar tu salud gastrointestinal:
Aprender sobre tu organismo desde una perspectiva integral, como la medicina funcional.
En Keat continuaremos compartiendo contenido para que cada vez tengas más el control de tu salud en tus manos.Adoptar una alimentación antiinflamatoria.
A través de la alimentación puedes combatir a la mayor parte de los agresores en tu cuerpo (incluyendo parásitos), proporcionar todos los nutrientes y la información necesaria para reparar y fortalecer el sistema gastrointestinal.
La manera más fácil de hacerlo es con un programa Keat. Pide un Tune Up, un programa de caldos o un Reto Keat y déjanos guiarte paso a paso en el proceso de mejorar tu digestión y el resto de tus sistemas. Te va a sorprender que no es una alimentación restrictiva, sino al contrario: variada y deliciosa, que día con día va a ser más natural para ti.Elegir productos no tóxicos.
Todos tenemos un umbral que determina cuántas toxinas puede procesar nuestro cuerpo. Es como un vaso de agua: parece que puede contener mucha, hasta que una sola gota de más hace que se desborde. Muchas toxinas vienen de los alimentos ultraprocesados o inflamatorios, pero muchas otras vienen de los productos que interactúan con nuestro cuerpo, como cremas, limpiadores, aromatizantes, detergentes, maquillaje, pasta de dientes, etc. Es mejor buscar alternativas naturales y con la menor cantidad de ingredientes sintéticos.Evitar fármacos y antibióticos cuando no son absolutamente necesarios.
Muchos antibióticos, antiinflamatorios, antiácidos y otros fármacos alteran la microbiota y pueden dañar la cubierta del sistema digestivo. El uso innecesario o excesivo de antibióticos puede causar desbalance en la microbiota durante años y promueve que surjan cepas de parásitos resistentes a los antibióticos.Mejorar profundamente tu manejo del estrés.
La microbiota y el cerebro están estrechamente relacionados. El estrés crónico provoca un desbalance en el sistema gastrointestinal, que a su vez puede provocar o exacerbar síntomas de ansiedad, depresión y deficiencias cognitivas. Las prácticas como ejercicios de respiración (breathwork), meditación, gratitud, mindfulness e inteligencia emocional suelen tener efectos benéficos enormes para reducir el impacto del estrés crónico en nuestro cuerpo.Comprometerte con hábitos saludables de alimentación, sueño, ejercicio, hidratación y ayuno intermitente.
Estos son los hábitos esenciales del Método Keat y tienen una importancia enorme en nuestra salud. Siempre que estés en un programa Keat, te enviaremos una guía y materiales con todas nuestras recomendaciones para que estos hábitos se vuelvan tan sencillos y naturales como respirar.
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(1) “A human gut microbial gene catalog established by metagenomic sequencing”, 2013.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3779803
(2) “Allergy and the gastrointestinal system”, 2008.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2515351
(3) “The Brain-Gut-Microbiome Axis”, 2018.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6047317