En ciudades como Nueva York hay “Broth Bars” que venden el caldo de huesos listo para llevar comiendo.
Los neoyorquinos pasan por un caldito caliente en su camino al trabajo o antes de llegar a una reunión. Aprovechan que un buen caldo de huesos puede sustituir una cena o un desayuno y que te deja con el estómago ligero y con más energía (tanto física como mental).