Cuando agregas un Caldo k.eat a tu rutina diaria —desde un shot hasta un tazón entero—, tu salud se transforma. Es porque no se trata de cualquier caldo.
En nuestra época sólo comemos la parte magra de la carne y del pollo. Pero en los huesos, en el tejido de las articulaciones (donde está el colágeno) y en el tuétano hay nutrientes valiosísimos que ya no estamos recibiendo.
Al hervir estos huesos y tejidos durante más de 24 horas, extraemos un elíxir que incluye colágeno en su forma natural, glucosamina, glicina, ácido hialurónico y minerales. Por si fuera poco, después de esa cocción lenta le agregamos al caldo una gran cantidad de verdura orgánica, junto con hierbas y especias que lo convierten en un concentrado de vitaminas, proteínas y minerales que nuestras culturas ancestrales ya aprovechaban desde hace miles de años. Este caldo de huesos y verdura es una fuente poderosa de nutrientes.
Por eso al tomarlo diario los resultados son tan evidentes. Aquí te contamos exactamente qué sucede en tu cuerpo cuando integras el caldo de huesos a tu alimentación.
Desde los primeros días
Cuando empiezan a tomar un caldo de huesos k.eat al día, la mayoría de nuestros clientes nos platican que sienten una diferencia en su apetito, en su digestión y en su energía. Algunos dejan de sentir esa urgencia por comer chatarra a la mitad de la mañana o ya no necesitan una segunda taza de café en la tarde, porque el caldo les ayuda a sentir un aumento de energía, calma y concentración (sin la ansiedad que puede provocar el café).
Los cambios en la digestión pueden sentirse distintos para cada persona. Por ejemplo, quienes padecen de estreñimiento consiguen ir al baño con mayor frecuencia. Quienes sentían el estómago inflamado en las tardes o en las noches (hasta tener que desabrocharse el pantalón) sienten cómo la inflamación va desapareciendo gracias a los nutrientes del caldo de huesos y verdura.
Otro efecto que suele ser muy inmediato es que el caldo de huesos ayuda a que el cuerpo elimine toxinas que tenía acumuladas. Pueden aparecer granitos en la cara, dolor de cabeza, cansancio o urgencia por ir al baño durante los primeros 2 o 3 días. Aunque son síntomas molestos, significan que tu cuerpo se está desintoxicando y desaparecen muy pronto.
Durante las semanas siguientes
Aquí es cuando empiezas a notar cambios más significativos. Muchos nos cuentan que su piel se ve más tersa y que su cabello brilla más, en parte gracias al colágeno presente en el caldo de huesos. Además, quienes tenían dolor de articulaciones o de espalda suelen notar que disminuye o incluso desaparece. Quienes toman el caldo de huesos antes o después de entrenar notan que su rendimiento físico aumenta. También suele mejorar la concentración y la claridad mental al trabajar o al recordar las tareas pendientes.
Para quienes es difícil conciliar el sueño o despiertan cansados, siempre recomendamos tomar el caldo de huesos k.eat antes de la cena. En algunas semanas, suelen notar que su calidad de sueño mejora, que despiertan más descansados y que tienen más energía durante el día.
Al menos dos meses después
¡Es cuando llegan los cambios más transformadores!
Durante todo este tiempo, el caldo de huesos ha estado permitiendo que tu cuerpo se desinflame internamente y que tus tejidos se reparen. Son procesos silenciosos, pero sabemos que están sucediendo cuando aparecen los cambios más sorprendentes.
Por ejemplo, cuando todas las personas con las que convives se contagian de una gripa fuerte y a ti no te pasa nada, sabemos que tu sistema inmune ha estado fortaleciéndose, que tu microbiota ahora está mucho más equilibrada y que tu cuerpo está aprovechando mejor los antioxidantes, todo esto potenciado por los nutrientes del caldo de huesos y verdura.
Cuando alguien cercano te hace notar que tu estado de ánimo se ha transformado porque ya no explotas tan fácilmente, bromeas más seguido y estás más alegre: sabemos que tus neurotransmisores y tus hormonas están funcionando mejor, beneficiados por los aminoácidos del caldo de huesos.
Para quienes tienen condiciones como asma, acné, gastritis, colitis, diabetes, artritis, intestino irritable, eczema, psoriasis, fatiga crónica o tiroiditis, los síntomas suelen reducirse mucho —porque el colágeno y los aminoácidos del caldo de huesos han estado ayudando a que el sistema digestivo se repare, mientras todo el concentrado de nutrientes ayuda a que el hígado funcione mucho mejor para desintoxicar a todo el organismo.
Los huesos y las articulaciones también se fortalecen y se desinflaman, con lo que mejora la movilidad y desaparecen dolores que ya parecían permanentes, gracias a los minerales y al colágeno del caldo de huesos.
Hay cambios que son más difíciles de ver, pero sabemos que están ahí: se está reduciendo tu riesgo de padecer enfermedades crónicas, tu longevidad está aumentando, tus células y tejidos están fortaleciéndose cada vez más, todo esto gracias a la riqueza nutricional del caldo de huesos y verdura.
¡Todo gracias a ese caldito k.eat diario y a su concentrado de ciencia y de sabiduría ancestral!
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